Quiero un amor que
sea como la goma de mascar, que al fondo de mis entrañas se quede
siete años; no más, pero no. Lo haré
bola en su envoltura y terminará con el resto de la basura de colores
primarios, no, bueno… no había ni tiempo
ni dinero ni paciencia para más, me ahorra tiempo para más ocio
disfrazado de ocupaciones. Esto no puede ser mi vida ahora, lo tengo
todo. Quiero una vida como mis abuelos en los cincuenta, quiero aprender
tan difícil como mis profesores aparentaron que sería, quiero una
cuenta de banco llena, quiero drenarla como la tina de baño que deseo,
después de tener sexo con la mujer que no amo.
Soy ese diamante en bruto encasillado
que no se pule, no descubre la dureza de su carbono. Me conformo con la
simple piedra, el polvo, porque se lleva alrededor, como diamante sólo brillaría para unos cuantos,
yo lo que quiero es cubrirlos a todos de mí, ser polvo esparcido en mi muerte fugaz y
repentina, soy un hombre ligero como mi propia muerte anhelada. Todo llega a mí, o yo llego a
todo, no importa; Mahoma está muerto, Yahvé está muerto, Buda está muerto… entienden la
idea. Pero yo, aún no, debo llegar ahí rápido, debo extenderme sobre sus
cabezas.