miércoles, 21 de marzo de 2012

Grandes errores.

#1: Ser un número.
#2: Ser un nombre.
#3: Ser una cascara seca de lo que se solía ser.
#4: Hacer lo que diga una tabla de arcilla en el desierto.
#5: Creer que lo que dice un libro es verdad por el solo hecho de ser un libro.
#6: Esperar pacientemente sin ser tú paciente ni nada de eso.
#7: Atribuirle habilidades cósmicas y ultraterrenales a un número.
#8: Confundir hambre con aburrimiento.
#9: Inmolarse con una pistola sin balas.
#10: Creer que se sospecha cuando en realidad se sabe perfectamente que algo es cierto.
#11: Pensar que hacerse el tonto no le hace a uno un tonto paradójico.
#12: Pensar que evitar a toda costa todo nuevo conocimiento o cuestionamiento le mantendrá a uno contento.
#13: Pensar que todo nuevo conocimiento o cuestionamiento le llevará a uno a encontrar la felicidad eventualmente.
#14: Leerse a si mismo como forma de matar al antiguo "yo", cuando solo se le hace más fuerte.
#15: Escribir para uno pensando como lo leería el otro.
#16: Creer que se deshace del ocio llevando a termino responsabilidades igual de inútiles.
#17: Tener un teléfono móvil a la mano de la misma forma que se tiene una botella de whisky.
#18: Beber whisky de menos de ocho años combinado con un tequila que solo pretende ser tequila legítimo.
#19: Confiarle tu destino a una moneda, por pereza.
#20: Tener una fé ciega en cualquier aparato que funcione con electricidad o combustible.
#21: Argumentar algo, darte cuenta de que estás equivocado y luego seguir argumentando, solo por joder.
#22: Actuar por la vida como si se tratase de una película de comedia romántica independiente.
#23: Seguir los pasos del personaje de una película, sabiendo que al final todo se jode para él.
#24: Poner sal en vez de ázucar en el café, y aún así beberselo.
#25: Esperar que los sentimientos se tranfiguren a voluntad, como si no fueran entes etéreos e irracionales.
#26: Construirse un destino con una mezcla de líquidas coincidencias confundiéndolas con convicciones sólidas.
#27: Hechar a andar una fábrica de mentiras, dejando de lado que en cualquier fabrica el producto puede ser defectuoso.
#28: Caer miles de veces con la misma piedra, descubrir que se ha vuelto una adicción, una especie de síndrome de Estocolmo y seguir "disfrutándolo" en la misma medida que se adolece.