miércoles, 28 de septiembre de 2011

Its night, late, and everything else around the figure in front of me, is blurry. Like a maze of fog coming to hold me, like dark matter of dreams that explodes in my almost-closing eyes. And this figure, this silhouette it embraces me and invites me to continue on a quest, down to a waterfall, on a cave, on a mountain. Invites me to drown, and I get to think I can breath not only air, but the essence of this figure. It stands over me, with long white fingers, long golden hair. And then, total silence. The fog goes away, and I realize who the figure is... a figure of green lights. Iluminating me. And two soft and red clouds reach out to the border of my lips, I melt. I melt and fade and freeze and live into it like it was a first breath after a comma, but I'm not breathing any air. Its just her I'm breathing in. It was not in my will to be this entwined. To scrap out a piece of me and send it flying to crash into history. To become a subject of a movie or a new bestseller. I'm sit there, and I shout to you "Illuminate my heart, my darling" as the strings bend and the color of the walls jumps to us. I ask and ask, and everytime I answer myself, and everytime I keep truth as my goal, since that evening. I'm just laying here, bare naked. Just me and your open eyes. Are they really open? Do you still see that light? The light we reflect from ourselves and makes it all glow and burn and stay in peace and fire? Is this a mirror? Is this a dream? Is this fate? Is this just you and me? It's your hand in mine.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Empate.

Y nunca se me hace, pareces un personaje sin nombre y dirección en un libro. Ya aparece, yo estoy aquí con mil historias que contarte, odiándote. Y tú... tú, entre pachangas y tareas ínfimas e inútiles sin darme cuentas de cómo va tu autodestrucción, o sí finalmente vas camino a la gloria. Y yo de nuevo, desubicado, en la vagancia como me encontraste aquel octubre, escribiendo estúpideces y hablando de fiestas de terror-cumpleaños. El reloj se hace pequeñito, era grande hace casi 5 años, ahora debe ser tan pequeño como mi ojo, me hablas de intercambios, como si fueras alguna estampa. Y a veces me lo creo, que debe haber algún otro tonto que te trate mal y te diga las cosas que nadie más se atreve. Sino, entonces es tu padre, su inflexibilidad prodigiosa que maldice los encuentros, el escaso papel moneda o el poco interés en desmanes controlados por alcohol y vestimentas que se asemejan más a luces de neón (las que me hacen chillar, y lo sabes). Qué a veces me dices, me pides (en parte en broma), que te recoja, que te haga la comida, como si fuera yo algún tipo de mesías personal que compraste en una tienda de souvenirs. Y te digo sin duda cada vez, que lo haría, pero la historia sabe bien que pasa cuando me pongo en plena disponibilidad, que algo en el caracter falla y la costumbre de la distancia nos evita tomarnos las propuestas como tú te tomas una Coca-Cola, o yo una cerveza. Por eso vengo y te recuerdo con publicaciones en un muro irreal, cuanto nos debemos atreves de los años. Probablemente recuerdes la "luna de diciembre" y es chistoso cuantos significados puede tomar ahora, y es chistoso que te lo mencione en el segundo escrito que te escribo oficialmente. O lo que sea que es ésta cosa que empezó como una manera de decirte que quisiera platicar contigo horas en una banquita del centro, o desvelarnos hasta las tres de la madrugada, insultándonos. Seguramente verás esto, reirás, chillarás, te dará miedo. Conozco todo eso y como probablemente me corregirás alguna falta de ortografía y yo me moriré de vergüenza. Como me dirás que te da pereza, y luego, en secreto o no, que te encanta y que soy un ñoño de lo peor. Y problablemente alguien más también lo lea y piense lo que todos siempre han pensado. Y reíremos otra vez, jugaremos con ello. Y quedaremos en un empate.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Chitu

‎ Un instante, un par de manos, un jueves, un libro, un pueblo, una tragedia, una noche, un sueño, un libro sin publicar, un guiño, un café, una tarde lluviosa, un tipo sanguíneo, una cicatriz, un absorber mutuo del aliento, una telaraña, un río llevandonos al mar. Sin nadar (flotemos), el mar se convierte en otra eternidad, y el mar no se niega a ningún río.

Brevedad que construye fortalezas en las que nos encerramos, justo en el minuto adecuado. Justo a tiempo nos damos un código, una palabra y nos saltan miles a la mente, momentos y pequeñas ficciones. No le llamemos señales, no le llamemos coincidencia, llamemosle lo inevitable, con ello es suficiente. Sólo hay un momento, y es como será y fue, como antes como siempre, y es la eternidad.


miércoles, 7 de septiembre de 2011

Dos.

Estaba dormido sentado justo a medianoche, cuando uno de los médicos vino a decirme "Suficiente es suficiente". Me sacó rápidamente al pasillo, mientras yo podría haber jurado que estaba embrujado, veía fantasmas a cada uno de mis lados. Entonces me dijo algo que nunca habría pensado que quisiera escuchar: Que no había nada que pudiera hacer en absoluto para salvarte, que un coro cantará para ti pronto y que ésta cosa va a matarte. Algo en mi garganta hizo que mis siguientes palabras tropezaran, y algo en los cables causo que las bombillas estallaran, había vidrio en mis zapatos y caía lluvia del techo. Abriendo las cicatrices que apenas se habían hecho. Destrozando el cañón que ahora corre por tu pierna, pensé que era algo bello, pero la cura no era eterna. Mientras se abría pude escuchar el grito desde tu cama, pero me escondí en la sala hasta que se encendió la llama. Cuando reaparecí quise darte un remedio para la agonía, pero volviste a odiarme para darme tu apología.

Qué tuviste un nuevo sueño, que era más como una pesadilla, eras sólo una niña cuando mataron tu cabello. Luego te conectaron a las maquinas y estuviste a punto de morir, deberían haberte escuchado, pero pensaban que eran mentiras y chantajes. Tu padre era un imbécil, siempre te jodió, ponía engranes en tu mente y hasta hoy los mueve. Y nunca nadie puso atención cuando dejabas las comidas, "¡Cuarenta y tres kilos!" y ahora todo se repite y se termina.

Dime cuando crees que fue que nos volvimos tan infelices, luciendo unos anillos que nunca nos han dejado dar ni un solo aplauso. Cuando nos mudamos juntos estábamos tan desilusionados, durmiendo juntos con los sueños quebrantados, me mataba verte siempre siendo rechazada, pero no me importó todo lo que me lanzaste y los teléfonos que me quitaste. No me importó que me culparas por tus errores, sólo te cargaba por la puerta con todos tus temblores. Pero cada noche metías tu ropa en esa bolsa, mientras yo trataba de agarrarte por los tobillos (qué irónico suena ahora) y finalmente después de más de un año, me detuve para intentar detenerte de azotar esa horrible puerta para verte regresar como siempre. Bueno, nadie va a arreglar esto por nosotros, nadie puede. Y tú sólo dices que "Nadie va a escucharnos, porque nadie entenderá". Así que no hay puertas abiertas y no hay forma de romperlas, no hay ningún otro testigo, sólo estamos los dos.

Hay dos personas viviendo en una pequeña habitación, y de tus dos medias-familias destrozándote, hay dos maneras de contar la historia (aunque en verdad no les importe contarla). Dos anillos plateados y apresurados en nuestros dedos, dos personas hablando en tu cabeza, dos personas creyendo que yo soy el culpable, dos voces diferentes que salen de tu boca, mientras yo soy demasiado frío para preocuparme y demasiado enfermo para gritar.


Qué tuviste un nuevo sueño, que era más como una pesadilla, eras sólo una niña cuando mataron tu cabello. Luego te conectaron a las maquinas y estuviste a punto de morir, deberían haberte escuchado, pero pensaban que eran mentiras y chantajes. Tu padre era un imbécil, siempre te jodió, ponía engranes en tu mente y hasta hoy los mueve. Y nunca nadie puso atención cuando dejabas las comidas, "¡Cuarenta y tres kilos!" y ahora todo se repite y se termina.


Basada en "Two" de The Antlers.