martes, 13 de mayo de 2014

Lo que esperamos - Oliverio Girondo

Tardará, tardará.

Ya sé que todavía
los émbolos,
la usura,
el sudor,
las bobinas
seguirán produciendo,
al por mayor,
en serie,
iniquidad,
ayuno,
rencor,
desesperanza;
para que las lombrices con huecos portasenos,
las vacas de embajada,
los viejos paquidermos de esfínteres crinudos,
se sacien de adulterios,
de hastío,
de diamantes,
de caviar,
de remedios.

Ya sé que todavía pasarán muchos años
para que estos crustáceos
del asfalto
y la mugre
se limpien la cabeza,
se alejen de la envidia,
no idolatren la saña,
no adoren la impostura,
y abandonen su costra
de opresión,
de ceguera,
de mezquindad.

Pero, quizás, un día,
antes de que la tierra se canse de atraernos
y brindarnos su seno,
el cerebro les sirva para sentirse humanos,
ser hombres,
ser mujeres,
-no cajas de caudales,
ni perchas desoladas-,
someter a las ruedas,
impedir que nos maten,
comprobar que la vida se arranca y despedaza
los chalecos de fuerza de todos los sistemas;
y descubrir, de nuevo, que todas las riquezas
se encuentran en nosotros
y no bajo la tierra.

Y entonces...¡Ah!, ese día
abriremos los brazos
sin temer que el instinto nos muerda los garrones,
ni recelar de todo,
hasta de nuestra sombra;
y seremos capaces de acercarnos al pasto,
a la noche,
a los ríos,
sin rubor,
mansamente,
con las pupilas claras,
con las manos tranquilas;
y usaremos palabras sustanciosas,
auténticas;
no como esos vocablos erizados de inquina
que babean las hienas al instarnos al odio,
ni aquellos que se asfixian
en estrofas de almíbar
y fustigada clara de huevo corrompido;
sino palabras simples,
de arroyo,
de raíces,
que en vez de separarnos
nos acerquen un poco;
o mejor todavía
guardaremos silencio
para tomar el pulso a todo lo que existe
y vivir el milagro de cuanto nos rodea,
mientras alguien nos diga,
con una voz de roble,
lo que desde hace siglos
esperamos en vano.

martes, 11 de febrero de 2014

El blues de la bandera muerta - GY!BE

El auto está en llamas, y no hay un conductor al volante
Y las alcantarillas están todas atascadas con mil solitarios suicidios
Y un viento oscuro sopla...

El gobierno está corrompido
Y nosotros tenemos tantas drogas
Con la radio encendida y las cortinas abajo.

Estamos atrapados en la barriga de esta horrible maquina
Y la maquina se está desangrando hasta morir.

El sol ha caído.
Y los espectaculares nos miran perversos
Y las banderas están todas muertas en lo alto de sus astas.

Sucedió así:

Los edificios se derrumbaron en sí mismos

Madres se aferraban a bebés
Recogidos entre los escombros
Y se tiraban el cabello.

El horizonte era hermoso en llamas.
Todo metal retorcido se elevaba
Y todo estaba bañado de un ligero matiz naranja.

Yo dije, "Bésame, eres hermosa-
Estos son los verdaderos últimos días".

Tomaste mi mano
Y caímos en ello
Como un delirio
O una fiebre

Nos despertamos una mañana y caímos un poco más bajo
Seguro que esto es el valle de la muerte.

Abro mi billetera.
Y está llena de sangre.

martes, 21 de enero de 2014

Te escribo; y a veces no sé por qué te escribo.

     Leo mucho, más poesía ahora que otras cosas. Y escribo menos, pero creo que es todo más sustancioso, con más golpes de aquellos que las personas no se guardan cual reflejo de intenciones honestas. Te escribo; y a veces no sé por qué te escribo. Pero los estribos se acomodan y en sus fibras más hondas, coronarias, se apilan respiros de tranquilidad. 

        A veces creo que hay sentidos extras involucrados en los lapsos en los que estamos y no estamos, pero el escepticismo que caracteriza obliga a buscar una explicación para uno mismo sin éxito. 

          Te pienso contenta, como si deambularas ya en algún rincón cosmopolita del mundo, riendo al sol con personas bellas -esas risas que alzan la cabeza y persisten en sonrisas posteriores-. Te pienso caminando de prisa por corredores que se respiran jóvenes e incautos. 

          A veces llegan personas interesantes a ésta ciudad, sí, todavía. Identifico las platicas de voces que se hacen saber claras pero personales y las amistades que parecieran haber estado perdidas en otros planetas y que regresan solo para estudiarnos; ver si hemos evolucionado en algo parecido a ellos. Y es aquello diferente que encontramos guiados por lo que ya hemos conocido lo que maravilla.

        Yo que sé, si te hablo cursilerías o estas bitácoras son pilones de cosas más grandes. Si detrás del existencialismo y la soñaduría se ve algo más que la carne latente y en espera... Mientras tanto leo.

A.M.