sábado, 5 de mayo de 2012

Oasis se escribe en fondo negro.

     Me tiré a la cama, me quedé horas pensando en todo lo estúpido que se puede ser, todo lo ciego. Persiguiendo espejismos mientras los oasis de verdad esta esperándolo a uno. Y los dejé esperando. Me fui a secar, esperando ingenuamente alguna lluvia, y las nubes venían con frecuencia, pero se iban más rápido que mi cansancio. Tirado en mi cama, en un desierto dónde las palabras fueron viento apilando arena sobre mí. Una sabana cálida para un cuerpo que nunca estará absento de los daños colaterales. Y ahora estaba absento de tu cabello, que parece listones de cuero negro. Ojalá tocaran ésta piel para hacerla sentir plena. 

     Si tan solo hubiera estado ahí para hacernos el intercambio habitual después de meses, si el encuentro con la casualidad no me hubiera llevado lejos, con unas esposas que ahora ya no son juego, que hoy pierden sus llaves para dejarme aquí en mi cama atrapado entre arenas movedizas; estaría celebrando el acostarme en tu tierra, sembrando semillas entre alientos nuestros. No necesitaría buscar mi "Mojo" en un espejismo para sentirme satisfecho.

    No me aquejas, yo me aquejo en el no saber que fue de esa celebración que prometí, en el intercambio que pospuse. No quiero saber, estoy cegado por este sol de medio día y las esposas que tengo en las manos parecieran haberse movido a mis pulmones. Te escucho trotar lejos de aquí y las memorias se disparan, los ritmos se caen lentamente... Oh, belleza oscura, compañera debería estar ahí, aún no es muy tarde ¿o sí?

    Hasta la más preciosa plata y el oro de más quilates, las perlas aún en la carne de la ostra; se postrarían contra los nosotros si fuéramos siervos únicamente de los dos. Renaceríamos de entre los ritmos que rompieran el silencio, siendo atemporales, dejando cualquier número de lado  y sobre todo, estaríamos en brazos del otro por un instante.

    No importa si me das sólo la llaga de tu desdén, querida; quiero más. Que me des tus opiniones como látigos bajando por mi espalda; dame más. Porque eres tú quién espero ver, eres tú la belleza en mi bestia, el oasis en mi desierto, lo cálido en mi cama, la culpa comiéndose mi cabeza, compañera querida, intercambiemos palabras de nuevo, porque no pienso cambiarte a ti.


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