domingo, 3 de julio de 2011

Mon chat.

Mon chat, J'adore tes yeux... te dije. Te dejé un soplo de aliento en la boca y se fue a rondar en tu mente, brincándote a la conciencia porque yo no puedo verte no te escribo porque sabes leer. Y en este pequeño guiño literario te digo que sé que sabes que este acoso que se queda en tu cabeza es una muestra más de cariño. De un cariño extraño, pero acogedor.

¿No quieres dejarlo ir? ¿O te resistes a dormir al cobijo de la gloria? Qué cuando hablo sobre dejarlo ir, quiero decir que me dejes acompañarte. Y cuando digo que hay que dormir cobijados de gloria, me refiero a sumergirnos en una mirada. Todo para no dejar que la fortuna o el azar nos coman, porque son monstruos terribles; te ahogan y te rodean como esta ciudad nos aqueja en su caos. Para no ser victimas de un silencio terrible, que será la última partida antes de regresar a casa.

¿No quieres hacerlo explotar? ¿O nuestro misterio es más que esto? Qué cuando hablo de explotar me refiero a crear nuestro universo. Y cuando digo que el misterio es más que esto, quiero decir que no es mas que el espejo entre nosotros.

Solamente he venido aquí para verte brillar, dejar de ser un fantasma para poder comer del fruto de tu boca. Esa sonrisa entre sabia y pícara, yo no puedo encontrarle semejanza más que con una telaraña. Bellamente tejida, una última cama cómoda para una presa ingenua. Quiero ser tú presa, que pintes mi nombre en el espejo con tu lápiz labial, rojo sangre con una mezcla de pólvora y diamantina. Y que seamos uno con todo lo que habíamos olvidado en nuestras cortas vidas. Lo autentico que es preguntarse que vemos cuando nos vemos y decir: lo mismo que tú.



Inspirado en Gunshot Glitter. Por Adrián Martínez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario