lunes, 16 de enero de 2012

Wake

Con las puertas cerradas y las cortinas desplegadas, el mundo se encoge mucho más, los cabos que están atados te atan a ti mismo y desplazarse se convierte en una tarea inútil. Hay alguien allá afuera que tendrá que poner la sabana, limpiar el piso cuando se vaya y recoger sus viejas ropas, pero ese trabajo no es mío. Y ahora que todos se han convertido en enemigos mi voluntad pareciera hundirse con mi corazón. tengo que escaparme de sus garras, no culpo a nadie por cerrarme las puertas porque fui yo quién les di la llave para que hicieran tan magnifico y terrible trabajo, quizá hasta debería llamarlos para aplaudirles.

Es ese tipo de cosas horribles que se veían venir cuando llegó enero, y nos encondíamos en catacumbas con número postal. Durmiendo al lado de ratas en una cama hecha de ropas que jamás volveré a usar esperando que nadie llegue a tocar. Es mucho más fácil atrancar las puertas y destrozar el teléfono que mostrar mi piel al canceroso sol, porque la cosa más difícil nunca es arrepentirse y decepcionarse por alguien más, es dejarlo entrar...

Tal vez puedas entrar una vez más, a veces ya no depende de mí. Desantrancar la puerta, usar la llave que te di, y quitarte los zapatos al pasar, aunque tomaría toda la noche para poderlo explicar, que habría ido afuera hacia otras puertas que ahora son corredizas, pero nunca parecía el momento adecuado. Luego llegaste y me volaste el techo tirándome tu cuerda, tuve que atármela justo al cuello, y cuando lo hice no te importó haberme levantado o el rescate que pretendías, sabías justo que esperar de mí. Que mientras las puertas estuvieran cerradas y las cortinas desplegadas, no es necesario morir porque jamás se abrirán desde ahí afuera. Alguien tenía que hablar con la lengua cortada y los dientes rotos para defender el derecho a permanecer encerrado, sin fotografías ni tiempo de visitas, ni una guía sobre como volver a comenzar. A veces quisiera patear las puertas hasta derribarlas sobre mí si estuvieras dispuesta a ceder las llaves a alguien más, porque los quiero dejar entrar...

Nunca tengas miedo de hablar.
No hables nunca con los dientes de alguien más.
No regatees sobre ti mismo, no cuando estés débil.
No tomes nunca ese maldito abuso.
Algunos pacientes nunca se podrán salvar, pero esa carga no debe estar sobre ti.
NUNCA DEJES QUE NADIE TE DIGA QUE TE MERECES ESO.

From wake by the antlers.



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