domingo, 31 de enero de 2010

Viajar...

¿Viajar? A donde se pueda buscar por lo que se quiere, donde pueda perderme si no encuentro lo que busco ¿y si alguien viaja a aquel lugar y me encuentra? , ¿Admitiré que estuve jugando al escondite?

Tengo una libreta de dibujo conmigo, nunca la he podido llenar. Lo he intentado pero no se si mi falta de ideas o mi falta de lapices puedan dar cuentas de todo el espacio en blanco. No he querido apuntar cada sueño ni cada crónica. No he querido hacer bocetos del paisaje. Lo que si he hecho es apuntar cada minúsculo e insignificante detalle, contar cada día que pasa y preguntar a la libreta si hoy es el día que alguien me encontrará. Cuatrocientos treinta días y sólo puedo recordar alrededor de veinte... y cada uno de ellos lo recuerdo cada día. Son mi cena y desayuno y también mi almuerzo. He resistido tal vez gracias a ellos. Cuando llegué a este lugar todo era más verde, pensé que había encontrado unas merecidas vacaciones pero desde entonces mi mente pareciera estar más ocupada que antes. Hace días que veo señales lejanas, ahí donde alguna vez hice las mismas señales a las que nadie respondió. No sé si deba tomarlas como un buen augurio o como un espejismo. En cuanto se ponga el sol, emprenderé el camino hacia el lugar de donde salen las señales. Este viaje se ha quedado estancado tanto tiempo... este juego se ha vuelto tan monótono. Es hora de ser encontrado.

-Adrián Martínez

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