domingo, 5 de diciembre de 2010

Historias instantaneas III, Noviembre urbano. #1 (muestra)

Diario urbano del día a día (semana 2-3)


Día uno. Despertaba al ritmo de destellos, de mundos paralelos que me mostraron un pasado diferente, un pasado que creía conocer, una realidad que dinamité por accidente. He estado aquí antes, conozco esa sombra azul y ella parece conocerme, así que esperaré por ella. Destellos ante mis ojos, imágenes imposibles me congelaron al instante, me liberaron de las cadenas que por costumbre cree para mí. Visiones, indescriptibles, difusas, intermitentes; historias urbanas del día a día.
Esa mañana salí, caminé calles casi desiertas y pacificas, cubriendo las historias nocturnas de anoche. Vi el desfile de trabajadores de oficina y me llamaron ‘bohemio’ y ‘apático’, sonreí y seguí mi camino, disfrutando la brisa. Hice una parada, un corto viaje, y llegué al lugar de las calles sinuosas, misteriosas y tan estrechas que me volvería claustrofóbico entre ellas; uno de los pocos lugares que a pesar de ser pequeño me perdería en el. Y perdí el tiempo, se me iba cómo una risa de la boca, y cómo lluvia en el cabello.

Día dos. De vuelta a las rutinas, a las preocupaciones que en el mundo paralelo donde soy un campirano escocés, feliz y pelirrojo, no existen. Muchos momentos triviales que no me dieron nada de que hablar, escuché; todo el día lo que hice fue escuchar, estar atento y sintonizarme de nuevo en la frecuencia correcta. Grabé un pequeño mensaje en espera de un poco de audiencia.

Día tres. No hubo una nube en el cielo, no hubo segundo que se quedara aquí esperando por mi, por eso fue tan fluido; cuando volví a conciencia, la euforia había terminado, mis pies se doblaron y caí de espaldas directo al frío del piso, imaginé que estaría haciendo en algún otro mundo paralelo… si estaría rondando algún suburbio en busca de tesoros inservibles o tal vez comiendo en ‘… la misma tierra roja; de bosques, barrancos, alcohol y estrellas que caen’.

Día cuatro. ‘La confusión era clarísima’, leí en un escrito que había olvidado. Hace un año que ‘el misterio salió a tomarse una taza de café en una noche de invierno’ y desde entonces aparece esporádicamente, me cuenta lo que ha hecho, estaba de visita entre bromas y abrazos distantes; y se fue entre estática y luciérnagas, anticipándome el fin de semana.

Día cinco. El misterio llegó para quedarse, indefinidamente, un viernes 19 de noviembre.

-Adrián Martínez.

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