domingo, 19 de diciembre de 2010

Sella esta envoltura con un corazón que ha sido golpeado hasta ser negro, hasta ser azul, hasta ser golpeado por todos lados. No dejes nada, mandalo con alas; como una anecdota para aliviar el dolor que sientas cada vez que sonrias al espejo.

No necesitaré recordar más, por los siguientes cincuenta años, aún podría escribirte canciones de amor. No necesitaré más fotografias, para recordar el color de las ropas que vestías esa noche.

Ojalá esto no suene tan mal como estoy seguro que lo es, todos los resultados serán esteriles y llevarán a una excusa, para no intentarlo más, para nunca intentarlo en absoluto. Mirando perdidamente al piso, por que, como lo intenté (intentamos), y como mentiste, no dejó posibilidad alguna de que fuera cierto.

No necesitaré más fotografias, para recordar el color al que cambiaron tus ojos y tu pelo en ese momento.

Mi corazón se fue. Mi corazón se hizo gris.

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