domingo, 19 de diciembre de 2010

Ausencia en viceversa.

Estoy en la línea de fuego, donde mis ideas se mojan del negativo de tus pupilas dilatadas en el cuarto rojo, donde pasaré mi próximo solsticio. Donde tengo que esperar a que se revelen los códigos que llegan y se hospedan en esta chatarra. Aquí la espera se convierte en duda, y la duda en ideas perversas, que a su vez se convierten en alucinaciones de vidas paralelas. Y toda esa espera, todas esas ideas son parte de lo que eres, eres ausencia. Eres distancia corta que no se alcanza por razones estúpidas y citadinas. Eres cabello suelto, muriendo alrededor mío, ahorcándome para salvarse de la limpieza. Eres perfume impregnado en las prendas, sangre muerta amoratando la piel pálida de frío. Eres tu ausencia, tu descontento. Las pocas palabras brillantes y las muchas disonantes con mis discursos. La preocupación que toma viajes en viceversa y los achaques de ineptitud generacional. La simplicidad que surge de las reacciones instantáneas, somos.


Estoy petrificado, en bloques de hielo, en una cama que me traga vivo. Estoy esperando el sentir de tu existencia chocando con la mía por un breve lapso de tiempo en el que me sentiré extraordinariamente real, de nuevo. Estoy estéril, desértico; sin el más mínimo impulso, con el mayor peso de la balanza, necesito el choque, necesito mezclarme, fundirme, ser un gas inerte, una página de un periódico, una nota en aire contaminado, una foto sin enfoque, un breve momento de entereza, un boleto con descuento, un café hirviendo, una noche sin interrupciones, una luz dentro del túnel y no al final, una cena barata y condimentada. Necesito que reemplaces a tu ausencia contigo misma.

-Adrián Martínez

EAML.ALMR. For you.

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